164 Vinos Valencianos: Gastronomía
Vinos Valencianos
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Enotur Villena 2018, el patrimonio de la Monastrell

Enotur es el evento enoturístico en el que Villena se sumerge en la cultura del vino. Restaurantes, bodegas, alojamientos turísticos, museos, teatro y oficinas de turismo adheridos a la Ruta del Vino de Alicante ofrecerán un sinfín de actividades enoturísticas hasta el día 25 de Febrero.

El pasado dia 17 arrancó Enotur Villena 2018 con la presentación por parte de las autoridades locales y el presidente de la DOP Alicante junto con una degustación de vinos de la zona, la estrella de la misma fue un Fondillón de 1972 que se elabora en Villena, concretamente en la Bodegas Las Virtudes.



Como integrantes de un cuidado blogtrip fuimos visitando patrimonio Villenero, pasando por una antigua bodega urbana llamada Bodega El Caracol, donde a base de recuperar espacios uy objetos cotidianos de siglos pasados, el visitante se encuentra en lo que era una bodega de finales del siglo XIX y como se forjaba la economía local y familiar de la época.




Patrimonio sin igual lo encontamos en el Museo Arqueológico Municipal, donde encontramos el mejor vestigio y mejor conservado de la Edad de Bronce como es el Tesoro de Villena, más de 50 objetos de incalculable valor como brazaletes, cuencos, frascos y otros pequeños objetos, en su mayoría de oro puro de 24 kilates, que conforman el segundo tesoro más importante de Europa y mejor conservado.


Importante conocer la cultura y el patrimonio de Villena y por supuesto también su gastronomía, así que fuimos a degustar esta en el Restaurante Miguel Angel, platos típicos como la Gachamiga, habas con jamón, arroz empedrado con bacalao y el triguico picado y un fabuloso postre realizado con un licor local denominado KATAKÍ. Por supuesto los vinos espectaculares, en este caso de la bodega Vinessens, empezando por la Casica del Abuelo, un coupage Monastrell - Syrah con poca barrica pero muy elegante, pasando por el Salino 2016, Malvasía mediterránea en estado puro y acabando por Sein tambien de Monastrell y Syrah pero afinado 12 meses en barricas francesas y americanas.





Parte importante de nuestra jornada fue visitar algunas de las bodegas más significativas de la zona y sin duda alguna Bodegas Francisco Gómez es la más espectacular para visitar, un tanto alejada de Villena pero fabulosamente cuidada. La bodega es moderna, pero sus detalles cuidados, la fachada jerezana, sus laberintos interiores con nichos para clientes y socios que deseen tener su espacio privado y la sacristía del Fondillón, la hacen unica. No obstante el visitante se da cuenta de la grandeza de las instalaciones subiendo a la torre y contemplando lo que la vista abarca y no abarca. Pendiente una cata de sus vinos ha quedado, pero espero un día dar buena cuenta de las sensaciones que sus vinos nos pueden dar.


El patrimonio urbano de Villena es visitar una de las casas de estilo modernista, también su fabuloso castillo y sus dos iglesias (La arciprestral de Santiago y Santa María). En este caso visitamos la Comparsa de Los Labradores, con sus los techos pintados, sus suelos de mosaico, la escalera modernista y más detalles que nos contaban, como la antigua bodega de sus propietarios con un botellero muy bien conservado y que intentan documentar para tenerlo bien fechado y como parte del legado de la familia que vivió durante varias generaciones en esa casa. Aquí fue el escenario en el que la enóloga de la Bodegas Las Virtudes nos dió a conocer sus dos vinos de Alta Expresión con la uva Monastrell de cepas viejas como su mejor emabajadora. 


Casa Ritas y Patojo, dos explendidos vinos hechos con tiempo, trabajando bien el viñedo y recuperando cepas difíciles de trabajar, estudiando bien los suelos y trabajando de la manera más respetuosa en bodegas con el fin de expresar su máximo potencial. Patojo es el primer vino dentro de la filosofía de Patrimonio Monastrell, un vino procedente delm paraje que le da su nombre, zona de suelos de fondo calcáreo y arena salpicada del que se obtiene un vino brillante y muy mineral. Casa Ritas proviene de la partida de Hoya Hermosa con suelos arcillosos y del que se obtiene un vino redondo y con un fresco fondo balsámico dibujado por los romeros, tomillos y carrascas que rodean las viñas.


Desde luego que lo psamos estupendamente, los compañeros de viaje y nuestros anfitriones estupendos y desde luego os recomiendo pinchéis en los enlaces de este post que seguro que aún descubiréis más sensaciones y sobre todo emociones.

Valencia capital del turismo gastro-cultural

La gastronomía mediterránea tiene una rica cesta de productos que se pueden degustar en cualquier lugar de la costa española, si bien es cierto que la Comunidad Valenciana tiene un patrimonio gastronómico complementado por la riqueza de sus huertas, los pescados de costa y algunos productos de interior como el cerdo y sus derivados y sus excepcionales vinos.
Para los que queremos disfrutar de esta rica gastronomía, además de hacerlo en un clima casi primaveral y un ambiente excepcional con muchas horas de luz, tenemos la oportunidad de disfrutar en  Valencia de un abanico de locales dedicados a la restauración en casi todos los rincones y barrios de la ciudad.

La capital valenciana está divida en barrios muy populares así pues quién quiere disfrutar de playa y mar tiene los barrios marítimos del Cabañal con su paseo en la playa de la Malvarrosa, quizá sea una de las zonas dónde comer en Valencia una buena paella marinera tenga el mejor atractivo gastronómico y paisajístico, el céntrico barrio de L'eixample con la zona de Ruzafa como referente, puede ser el lugar de culto donde degustar una comida fusión en muchos de los gastrobares más de moda, con el Mercado de Colón como lugar de entretenimiento y nueva gastronomía y que antaño fue lugar de compra de producto fresco, el barrio del Ciutat Vella tiene una oferta también importante de restaurantes y gastrobares, aunque yo los recomendaría con las propuestas gastronómicas de producto fresco, pues no en vano el mayor mercado de alimentos frescos de Europa tiene su sede en el famoso Mercado Central de Valencia.
Otros barrios como la nueva avenida que prolonga la Alameda hacia la Ciutat de Les Arts i les Ciéncies y algunos reductos como el barrio de Campanar disponen de una amplia variedad de cartas y comida autóctona de tradición, fusión y modernidad. Si a ello añadimos unos deliciosos vinos de las comarcas interiores, sobre todo los que se elaboran con variedades autóctonas como la uva Bobal, tenemos un estupendo binomio gastro-cultural que nos permitirá disfrutar de la mejor oferta turística para quienes nos visiten.

 
Como ciudad costera, esta preciosa ciudad ha de disfrutarse visitándola por fuera y descubriendo por dentro su cultura. Comer en Valencia es parte de nuestra identidad mediterránea pero por aquí hay mucho más que conocer. Por eso os invito, como valenciano y como turista, a hacer turismo en Valencia e impregnarse de la luz y el color de la calle en la ciudad dónde convivo a diario un auténtico privilegio y además si nos venís a visitar repetiréis muchas más veces, porque lo que queda permanece en nuestra memoria siempre son las sensaciones y las buenas experiencias.

La Cultura del Almuerzo

En el ADN de los valencianos tenemos escrito la palabra almuerzo, no me refiero a la comida de mediodía, sinó a un break que hacemos entre las 10 y las 11 de la mañana para reponer fuerzas y afrontar el resto de la jornada, no sin una cara de satisfacción, que a veces se alarga hasta albores de horarios nocturnos.

A los valencianos aquello del café o del término anglosajón brunch, nos suena a cursi, cualquier bar de la Comunidad Valenciana que se precie, tiene a esas horas preparado suficiente comida para satisfacer las famélicas fauces de todos los que almorzamos en esas horas mágicas, también es cierto que los que madrugamos y desayunamos un café o un cortado, necesitamos dotar a nuestro cuerpo de la energía suficiente para seguir desempeñando nuestras funciones, sobre todo en un país que suele parar a comer entre las 14 - 15 horas y que abrió la persiana alrededor de las 8 a.m. o antes.


Nuestro almuerzo se basa en un bocadillo que rellenamos con suculentos manjares, desde la socorrida tortilla francesa o española, hasta complejas construcciones basadas en filetes cárnicos rodeados de guarniciónes (pisto, toamte, ajos tiernos, habas...) e incluso adornados con allioli, para aquellos valientes que no han de confesar o trabajar en cortas distancias con sus semejantes.

El bocadillo no va sólo, la orquesta compuesta por aceitunas, altramuces o cacahuetes, hace el acompañamiento, que la mayoría de las veces se refresca con una cervecita para aquellos que luego no ejercen actividades peligrosas, y sinó agua o refrescos varios, e incluso algún vinito de la tierra, como los rosados de bobal.

Ante semejante bacanal matinal ante merídiem, se remata con un café, carajillo o cremaet, siendo este último muy típico en ciertas zonas de nuestra autonomía, y que consiste en quemar el alcohol de un destilado, normalmente ron o brandy con azúcar, y apagar las llamas con el café expreso para conseguir lo más parecido a un liquido que asemeja al crudo proveniente de un pozo petrolífero de Arabia Saudí.

Y si el remate de café no ha sido suficiente, siempre está la copa de ponche, el chupito de hierbas o el vaquerito de whisky.



Al final hemos creado una religión que se mantiene de Lunes a Viernes (sábados incluso por placer) y que es difícil encontrar fuera de nuestro límites regionales, pero que supone un antes y un después de cualquier jornada laboral.

Si además, institucionalizamos dicha acción en un grupo de fans, que queremos compartir una mañana divertida y amena, y descubrir otros lugares, la satisfacción del almuerzo es doble. Existe un grupo de personas que ha sentado cátedra en la Cultura del Almuerzo, y tras varios encuentros en diferentes lugares disfrutan como niños con juguetes nuevos almorzando, de hecho este fin de semana pasado se ha organizado un almuerzo en la Bodega Vera de Estenas (Utiel).



¿Un almuerzo en una bodega de vinos?. Si, un almuerzo al aire libre, con productos de la tierra, visitando uno de los templos de la uva Bobal, acompañando dicho almuerzo de vino y disfrutando junto a los amigos que componen este grupo, de fraternidad, recuperando fuerzas y estrechando los lazos de una tradición que, ni los tiempos que corren, crisis y otros factores, ha dejado de hacerse en la Comunidad Valenciana.

Viva la Cultura del Almuerzo, santifiquemos este sacramento que día a día es parte del motor gastronómico de la economía valenciana.