En el término más occidental de la provincia de Valencia y limitando con Cuenca encontramos una finca que alberga la Bodega Las Mercedes del Cabriel. Situada en Villargordo del Cabriel, de camino a Fuenterrobles, encontramos este edificio singular, edificación de finales del siglo XIX que da nombre a la bodega.
Esta construcción estilo "Chateau" alberga en su interior, una antigua bodega que ha sido remodelada para, en el siglo XXI, producir un vino singular y diferente. Aprovechando los antiguos depósitos subterráneos y dotada de unos pequeños, pero suficientes, depósitos de acero inoxidable, barricas nuevas y una mesa de selección, se elabora unos de los vinos de la variedad Bobal, adscrito a la DOP Utiel-Requena, más diferentes de la comarca.
Haciendo historia, la finca, antiguo Coto de Caza de José Canalejas, presidente del Partido Liberal en el siglo XIX, tiene unas 200 hectáreas en las que alberga diferentes tipos de cultivos, así como zonas de bosque y matorral, todo ello en un paraje natural como el de las Hoces del Cabriel. Después la finca fue a manos de la familia Oria de Rueda, familia que por aquellos tiempos se dedicaban al comercio de la seda, principal industria de la comarca Utiel-Requena en el siglo XIX, que luego se reconvirtieron en bodegueros aprovechando el auge del comercio del vino a principios del XX provocado por la devastación del viñedo francés en tiempo de la Filoxera.
La bodega fue luego adquirida posteriormente por una familia valenciana que la transformó en un alojamiento rural, y no fué hasta hace unos pocos años, en que se empezó a producir su primer vino. Aprovechando viñedos centenarios y la elevada altura de la finca (900 metros), se elaboró con todo detalle y cuidado el vino Las Mercedes del Cabriel Bobal.
Elaborado bajo la dirección técnica del enólogo José Hidalgo, con una producción limitada a no más de 11.000-12.000 botellas, la añada 2018 el vino se presenta con un bonito color rojo con reflejos violetas, de capa medio alta, con buena lágrima en la copa. En nariz, a copa parada, el primer aroma es una sensación de monte bajo mediterráneo, seguido de mentolados y notas balsámicas, agitando el vino empieza a surgir la fruta roja fresca (cerezas, frambuesas, grosellas), el fondo de vainilla denota la crianza en buena barrica de roble francés y sutilmente asoma un tostado ligero. En la boca tiene una entrada muy fresca, parece que cuando pasa por la garganta se termina el vino, pero no es así, se expande de manera que el posgusto permanece y van apareciendo recuerdos balsámicos, fruta roja y sobretodo una frescura que invita a beber otro sorbo.
Hay una elaboración especial, Las Mercedes Esencia, de la que se elaboran no más de 600 botellas y que es un producto que se elabora en añadas y condiciones excepcionales.
Creo que es una visita que no hay que perderse, disfrutar del paraje, conocer el vino y sobre todo probar algo diferente elaborado con uva Bobal.