164 diciembre 2018 ~ Vinos Valencianos
Vinos Valencianos

Tarima Hill 2015 el monastrell perfecto

Si hay una región vitivinícola por excelencia donde reina la uva Monastrell, sin duda es el triángulo formado por el sur de Valencia, el Norte de Alicante y su confluencia con los términos de Jumilla (Murcia) y Albacete. Además si nos centramos en la provincia de Alicante, términos como el de Pinoso, Monóvar, Salinas, El Mañá... encontramos un suelo muy pobre, un clima severo y seco y las condiciones idóneas donde viejas cepas de Monastrell en vaso sobreviven casi de milagro.

Algo debe de saber Rafael Cañizares, manchego de origen, que en 2004 puso la primera piedra de este proyecto llamado Bodegas Volver y que, asentado en la localidad de Pinoso, está elaborando vinos modernos de varias regiones españolas, en una bodega de corte moderno que se centra en las variedades autóctonas como en este caso, la Monastrell.

En este caso hemos catado un vino especialmente trabajado, se trata de Tarima Hill 2015, de uvas procedentes de términos aledaños a Pinoso, de cepas de entre 90 y 50 años, que además ha permanecido 14 meses en barricas francesas, según la ficha técnica del mismo.

En la cata que hemos hecho, nos hemos encontrado un vino de intenso color rojo violáceo, bastante graso como nos han mostrado las lágrimas que en la copa hemos podido observar.

Sus aromas son complejos, la mezcla de fruta roja y negra madura viene muy bien acompañada de notas de su crianza, así pues cacao, cuero curtido, pimienta negra y regaliz se muestran incluso a copa parada.



En la entrada a boca tenía mis dudas, pues el 15% de grado alcohólico parecía que iba a influir en su frescura, pero no, el vino es muy fresco, no se nota para nada el alcohol, es muy suave y envolvente, no se nota densidad ni es un vino pesado, al contrario se adapta al paladar fácilmente y con mucha rapidez. El postgusto es bastante intenso, yo he llegado a recordar cerezas, cacao y algo que me ha llamado la atención y es que hay un recuerdo a Juanolas, aquellas pildoritas en forma de rombo del tamaño de un grano de arroz que se compraban en farmacias con sabor a regaliz y que dejaban la lengua tintada de negro.

La verdad, un vino elegante, intenso, afrutado, para disfrutarlo comiendo e incluso sin comer, es capaz de sustituir hasta alguna copa de algún espirituoso por el carácter envolvente y sensación dulzona en boca.