164 noviembre 2020 ~ Vinos Valencianos
Vinos Valencianos

Visitamos la finca y la bodega Casa Lo Alto

Dentro del término municipal y geográfico de Venta del Moro nos encontramos una partida llamada Casa lo Alto, ésta tiene censados 4 habitantes, pero lo que nos interesa a nosotros es conocer la finca, la bodega y los vinos que allí se producen.

Tras el paso por la finca de diferentes propietarios de origen suizo y elaborar vinos muy dirigidos al país transalpino, desde hace 3 años, el grupo Schenk también de origen suizo, ha adquirido está finca para poner en valor el patrimonio vitivinícola y paisajístico que esta finca de 150 ha. tiene junto con la casa situada la colina que domina el paraje.

Al mando del proyecto, Víctor Marqués, enólogo de merecida reputación (Celler del Roure, Murviedro, La Comarcal Viticultores...), que tiene como misión crear el paisaje favorable para el cultivo de las 60 ha. de viñedo que dispone la finca (junto a parcelas de almendros y bosque mediterráneo) y crear vinos de finca poniendo en valor los bobales y garnachas de entre 30 y 80 años de las parcelas más interesantes.


 

Los suelos son fundamentalmente calcáreos con la roca madre casi en la superficie, suelos variopintos, pues hay zonas más arcillosas e incluso arenosas. En nuestra visita nos dimos una vuelta por las parcelas más interesantes, así pues la parcela Rocha Candeal tiene unas garnachas de 45 años sobre suelos arenosos que da vinos muy finos, elegantes y que tienen su máxima expresión en el vino Rocha.

Manzán es un bobal elaborado de la parcela con el mismo nombre y dos parcelas más de la finca, de viñedos de entre 50 y 80 años. Trena es el tercer vino que elaboran con la variedad Tardana y que proviene de una finca cerca del paraje dónde está Casa Lo Alto y que es el testimonio de otra variedad autóctona que también se va a introducir en  la finca en los próximos años. La finca dispone de otras variedades como Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah y Chardonnay que, a pesar de cultivarse en la finca, no forman parte de manera directa en el proyecto que lidera Víctor, aunque se les dan otros usos.


 

La bodega está en una nave que dispone de pequeños depósitos de acero inoxidable, también hay diferentes depósitos de hormigón, crudo y vitrificado, fudres de 5000 litros de roble y fudres ovalados de roble austríacos. También dispone de barricas de 225 y 500 litros. El tamaño de la bodega es el suficiente para el proyecto y tres son los vinos que están disponibles. Rocha, Manzán y Trena los pudimos catar en los depósitos y barricas y luego catamos las añadas ya en comercialización.

La casa de la finca está totalmente por dentro reformada y con un aire moderno pero con mucho gusto y hay una gran sala acristalada en la parte trasera, sonde pudimos catar y conversar con Víctor de los vinos.

Trena es el blanco de Tardana de la cosecha 2019 que se elaboró en  barricas de 500 litros, directamente la uva de la prensa a la barrica, donde fermentó y estuvo con sus lías sin battonage ni maloláctica, El vino es muy aromático, la boca es amplia y, aunque le echo en falta un poco más de acidez, está enfocado para acompañar platos de pescados blancos y carnes blancas a la plancha. 

Rocha 2017 es una garnacha muy fina que se elabora en fudres de roble de 5000 litros con un 20%-40% de uva con raspón y luego pasa a depósitos de hormigón para hacer la crianza. Es un vino con poco color, muy elegante en nariz, fino y con notas muy minerales, de gran recorrido.

Manzán 2017 es un bobal de diferentes parcelas con edades entre 45 y 80 años, se utiliza también algo de raspón para su elaboración y hace la crianza en hormigón. Es un vino con bastante capa, muy aromático, notas de frutos rojos, fondo mentolado y en boca muy fino, con apenas tanino y muy mineral.

En bodega también catamos el Trena 2020, aún fermentando en los fudres austríacos, el Rocha 2019 en el fudre y el Manzán 2019 que aún está en el depósito de hormigón. Son vinos que estarán entre el año que viene y el siguiente en el mercado y que ya cuentan con el bagaje de las añadas anteriores, serán diferentes seguro, porque el proyecto de Casa Lo Alto lo que pretende en diferenciar sus vinos, que sean vinos de añada con el proceso más limpio y simple posible para que expresen el paisaje de dónde provienen y se distingan de otros vinos de la comarca Utiel-Requena precisamente por el paraje de donde provienen.

Este proyecto es un valor seguro del que oiremos habar bastante en los próximos años y que hemos empezado a disfrutar ya y seguro que nos sorprenden.






Visita a Bodegas Haya

Situada en la aldea de Los Cojos (Requena) se encuentra la pequeña bodega de la familia Haya Rebolledo, en la dirección del proyecto encontramos a Eloy, proveniente de la familia que desde hace más de 100 años trabaja la tierra y cuida las viñas de donde nacen los vinos.

El espíritu de la bodega está orientado a elaborar vinos, de manera artesanal, poniendo en valor su patrimonio más preciado que son las viñas, algunas de 100 años, de donde se obtienen vinos con un carácter marcado por el terruño y muy francos a la variedad.

El valor de esta pequeña bodega está en la trayectoria que Eloy y su familia sigue cada día desde que se embarcó en su proyecto. Trayectoria basada en cuidar y mantener el viñedo, seleccionar aquellos frutos de las parcelas que más carácter puedan impregnar al vino y trabajar en conseguir que el vino sea de excelente calidad sin tener que intervenir más que lo justo para que en los procesos se cumplan los parámetros enológicos marcados para conseguir el objetivo.

 

La bodega comercializa dos vinos y un cava, y tiene previsto sacar un tercer vino más exclusivo y mucho más elaborado.

Sus tres elaboraciones tienen el nombre de Adriano, nombre que evoca al emperador romano del siglo I d.C. Publio Elio Adriano, y que además en el diseño de la etiqueta viene reflejado por trazos que dibujan un casco y unas columnas romanas, así como otros motivos que dan esa imagen. Las botellas de vino llevan un corcho de calidad y testado para no contaminar con TCA al vino y las cápsulas que recubren el tapón van selladas con cera ecológica de abeja que son menos tediosas de abrir que un lacre que es más duro y difícil de abrir.

Respecto a la bodega, he de decir que es un pequeño espacio donde descansan algunas barricas y también las nuevas de roble español, madera de similares características al roble francés, que es adundante en nuestro país pero que aquí no explotamos de manera industrial como en el país vecino. En estas barricas de este tipo de roble descansa el nuevo proyecto de Bodegas Haya que saldrá pronto al mercado y del que fuimos testigos, se trata de un Bobal de Pie Franco de viñas de 100 años que permaneción es estas barricas de 1000 litros de roble español durante 12 meses y que aguarda a ser embotellado en una botella exclusiva y tendrá que afinarse en botella durante unos meses. Sinceramente y por la cata que hicimos en bodega tendrá un futuro muy prometedor y además es bastante sorprendente.

Los vinos Adriano Macabeo - Chardonnay y Bobal - Merlot tampoco pasan desapecibidos al paladar. El primero de ellos es un vino blanco bastante complejo, proviene de parcelas con suelo calcáreo y se elabora en pequeños depósitos a temperatura controlada. El resultado un vino fresco y muy aromático a la vez que muy gastronómico en boca, destacar la presencia de notas aromáticas muy mediterráneas y gran frescura y mineralidad en boca. Atención a este vino porque sólo se produjeron 2500 botellas de la añada 2019 y es muy sorprendente e incluso adictivo si eres de blancos con personalidad.

El Adriano Bobal-Merlot 2019 tampoco deja indiferente, con 6 meses de barrica francesa y uvas provenientes de Bobal Centenario de Pie Franco y Merlot de las fincas Corralillo, Huerta y Semanero, confieren al vino una delicadeza y a la vez una complejidad difícil de encontrar en vinos de la zona con esta corta crianza. Su producción limitada también lo hace más exclusivo, pues la selección y trabajo en campo y bodega se realizan con mucho mimo y cuidado para obtener un vino que parece de latitudes más septentrionales, encontramos frescura, elegancia y un carácter muy particular.

 


Pendiente de catar el cava Adriano, premiado por la asociación de sumilleres ASVASU en este 2020 y ganador de la Gran Medalla de Oro en 2017 y 2018 en el concurso oficial de PROAVA. Según la crítica es un cava enormemente gastronómico y con unas propiedades organolépticas muy diferentes debido a su cuidada elaboración.

Por último reseñar que también elaboran un vermut, agotado actualmente, pero que si pude degustar en la visita, elaborado con base Macabeo y un mínimo porcentaje de bobal que tiene un carácter especial y muy aromático así como fácil de beber.

Una visita recomendable y un almuerzo con productos de la tierra para repetir, sobre todo por la buena conversación con Eloy y el poder aprender muchas cosas del vino y de la viña.

Visita a la bodega Los Frailes en Fontanars dels Alforins

Situada en pleno Valle dels Alforins, se encuentra la bodega Los Frailes en un enclave privilegiado, su situación es magnífica, pues desde el emplazamiento podemos observar los viñedos que conforman esta finca, que desde hace 13 generaciones es propiedad de la familia Velázquez.

Situada en la antigua casa de los frailes Jesuitas, que fueron expulsados de la península en 1767 por Carlos III, la familia Velázquez la adquirió en subasta pública en 1771 y ahí empezó el proyecto que, a punto de cumplir 250 años, es fiel al respeto por el pasado y por supuesto cuidando del entorno y la naturaleza que es la responsable del fruto que cada año se obtiene en la finca.

 


 La finca está rodeada de viñedo, olivo y almendros y cuenta con unas 162 ha. en total. La elaboración del vino se hace totalmente de manera ecológica, las parcelas van desde zonas más altas hasta el centro del valle y cada una está totalmente controlada a través de procesos de agricultura ecológica y biodinámica.

En general es un terreno totalmente agrícola, de secano y con suelos fundamentalmente calizos, aunque las montañas que rodean a las parcelas son suelos de tipo dolomita que durante su erosión han ido transportando sedimentos hacia las laderas y centro del valle, a todo esto hay que destacar una piedra caliza dura que, a diferentes profundidades en cada zona, permite mantener la humedad en el suelo en los periodos de sequía. Y a su vez la textura franco arenoso y pedregosa del suelo la que permite el drenaje del agua cuando llueve en abundancia.


Visitamos la bodega con Miguel Velázquez, enólogo y principal representante de este proyecto familiar, para entenderlo, la mayor parte de la visita la realizamos en el campo, reconociendo algunas de las variedades, que además en esta época del año nos ofrecía una paleta de colores otoñales que nos hacían capaces de reconocer cada una de las variedades. Ya con las hojas agostadas y en el ciclo de la viña en aletargamiento, reconocimos el cultivo de la viña, con variedades más jóvenes como la Moscatel, Sauvignon Blanc, Viognier y Verdil plantadas en espaldera, reconociendo los suelos, con poca labranza y con presencia de abono, que proviene en parte de los propios hollejos de la uva, excrementos de una cabaña de ovejas que se estabulan en invierno y que pastan por la viña y un aporte extra para enriquecer suelos sin usar ningún químico.

Por otra parte también visitamos viñas de más de 25 años en vaso de Monastrell, estas aún conservaban hojas y racimas, pues es variedad más tardía, en esta zona, más baja que la de variedades blancas había mucha más presencia de suelo calizo y con mucha más cantidad que la zona alta anterior.

Respecto a la bodega antigua, aún utilizada para la crianza de vinos, pudimos ver los depósitos subterráneos de cemento y también una zona de vasijas o tinajas enterradas, que ya no se utiliza pero que son la esencia de las bodegas de la zona, donde antiguamente se elaboraba el vino y se conservaba. También hay diversa maquinaria antigua, así como damajuanas y barricas con procesos de fermentación y crianza experimentales.

 

Respecto a la bodega de elaboración, se trata de una nave alta con depósitos de acero inoxidable y un parque de barricas de diferentes tamaños (225 litros hasta 600 litros) y linea de embotellado.

Tras la visita llegó la cata, catamos 3 vinos de los 13 que comercializan, empezamos por el Blanc de Trilogía de 2019, un vino con Sauvignon blanc mayoritariamente que le acompaña un toque de Moscatel de Alejandría, algo  de Viognier y Verdil, con pequeño paso de barrica. Se trata de un vino blanco muy aromático, predominio de cítricos y fruta de hueso y con amplitud en boca y fácil de beber, es también muy gastronómico y destacaría su frescura.

En cuanto a los dos tintos, el Monastrell de Los Frailes destaca por su frescura y cantidad de fruta que nos ofrece, un vino que tras su fermentación alcohólica en acero inoxidable, permanece en depósitos de hormigón donde realiza la maloláctica y se va afinando hasta su embotellado.


 El otro tinto es una selección especial de Monastrell y Syrah con paso por barrica durante al menos 1 año. Se trata del vino Bilogía en el que se combinan las dos uvas teniendo un aporte de fruta y frescura por parte de la Monastrell y mineralidad procedente de la Syrah, esta combinación da lugar a un vino fresco y a la vez amable y redondo, no encontrando apenas notas de la madera en el vino para poderlo disfrutar de manera más natural y con la máxima expresión de las variedades y el terruño.

Aquí terminamos la visita, pero me gustaría destacar que no teníamos tiempo para más, pero es muy interesante conocer el resto de vinos, sobre todo los vinos de parcelas singulares, ahí podemos encontrar Los Frailes Caliza y Dolomitas, con la diferente expresión de la uva Monastrell con suelos extremos de calizas y roca madre y la Los Frailes Rubificado, donde una uva como la Garnacha Tintorera produce vinos de caracter fresco influenciados por suelos calcáreos ricos en óxido de hierro. En otros capítulos hablaremos de estos vinos que son elaborados en pequeñas producciones, respetando al máximo el origen de la materia prima de tan singular parcela.


Terminaré citando el vino dulce natural After 3 de vendimia tardía, 100% monastrell procedente de una parcela que, si el año lo permite y no se estropea la uva, proviene de realizar una vedimia tardía y recogiendo el fruto ya pasificado que luego se fermentará con racimos enteros, obteniendo un vino delicadamente dulce, con notas pasificadas y algo de tanino, nada empalagoso y perfectamente maridable con foie, quesos curados y frutos secos.

En definitiva una visita muy instructiva de la que se puede resumir que el respeto por la naturaleza y el entorno permite obtener unos frutos de los que elaborar vinos francos, frescos, sabrosos y de mucha calidad, perfectamente ensamblados y presentados para gustos de cualquier paladar.