164 Vinos Valencianos: viñas
Vinos Valencianos
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La Madre



En el vino, la "madre" son todos esos posos que se forman en el fondo de las barricas, todas esas impurezas de la uva y restos de levadura que quedan en la copa cuando bebemos vinos no filtrados. Su olor recuerda la levadura del pan.

Quizá por eso se llame madre, por todos esos posos que las madres dejan en nosotros. Los valores, la educación, los consejos... todo aquello que se queda dentro de nosotros y que nos ayuda a crecer.

Hoy, primer domingo de mayo, celebramos el Día de la Madre. Yo también soy madre y ahora son ellos quienes me regalan a mí. Este año, un libro: La templanza, de María Dueñas y... ¡Sorpresa! Al leer la sinopsis en la contra portada encuentro esto: 

"De la joven república mexicana a la radiante Habana colonial; de las Antillas al Jerez de la segunda mitad del XIX, cuando el comercio de vinos con Inglaterra convirtió la ciudad andaluza en un enclave cosmopolita y legendario. Por todos estos escenarios transita La Templanza, una novela que habla de glorias y derrotas, de minas de plata, intrigas de familia, viñas, bodegas y ciudades soberbias cuyo esplendor se desvaneció en el tiempo".

Todavía no he tenido tiempo de leerla, pero creo que me va a encantar.



Imagen. Ilustración de las guardas de Merche Gaspar para La Templanza, de María Dueñas.

Ya es primavera




Después de tres meses de frío y cansados de la ropa de invierno llega la primavera. Y aunque todavía no hemos disfrutado de muchos, comienzan los días de sol.

El término "prima" proviene de primer y "vera" de verdor. La primavera, además de en la viña, también la encontramos en el arte, en el que refiere ideas de renacimiento, renovación, juventud y nuevo crecimiento.

En literatura, por ejemplo podemos encontrar cantos a la primavera en obras de Antonio Machado "La primavera besaba" o Gustavo Adolfo Bécquer: "Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar"

Vivaldi llamaba Primavera al primer movimiento de Las cuatro estaciones y pintores como Boticelli la plasmaban en sus obras.

Para los griegos, las diosas Démeter y Perséfone representaban los poderes de la naturaleza, la transformación. En las culturas indígenas de América la llegada del nuevo ciclo climático era motivo de celebración. Incluso en el cristianismo la resurrección de Cristo sucede en primavera. 

La primavera señala la llegada de las cosechas y con ellas el sustento, el cambio, la renovación. En primavera se vuelve a arar y remover la tierra, comienzan a salir los nuevos brotes apareciendo las primeras hojas. Comienzan entonces a formarse los granos de uva y los primeros racimos.

Hoy leía un artículo en el que rezaba que la primavera es la estación del amor, el verano de la pasión, el otoño de la melancolía y el invierno de la soledad. Debe ser nuestro afán por dotarlo a todo de sentimiento. Aquello de "sintiendo se entiende la gente", pero no es del todo cierto. Hace poco, no recuerdo el programa de televisión, en un reportaje hablaban de un curioso fenómeno: el llorar de la viña.

Parece que al subir las temperaturas el agua vuelve a circular por el sistema radicular de la vid y al llegar a la poda, por donde se han cortado los sarmientos, ésta sale de la planta en forma de lágrimas o gotas. Algo melancólico, sí. Este fenómeno suele producirse en primavera justo antes de que comiencen a salir las nuevas yemas que cicatrizan la planta comenzando a producir la nueva cosecha. Tiempo de disfrutar de los vinos de la cosecha anterior.

No es fácil encontrar canciones asociadas a una copa de vino que no hablen de desamor, pero esta, en la voz de Maria Dolores Pradera, es algo sensacional. Escúchala conmigo y brindemos por la primavera, Pa' todo el año



Imagen. blog.ladespensadevalonga.com